Monumentales íconos religiosos resumen por si solos la sublimidad de esta basílica. Un púlpito ornamentado con querubines dorados, las Estatuas de los Padres de la Iglesia y las pinturas del altar atraerán su atención de manera fugaz. Pero sin lugar a dudas, sus sentidos se rendirán al encuentro del impresionante fresco de La Santísima Trinidad que decora la cúpula central de 70 metros de alto.Si además se confiesa amante de las composiciones de concierto en esta edificación le aguarda un secreto. Bajo el fresco de Santa Cecilia, Patrona de la música, reposa un espectacular órgano construído en 1746. El instrumento fue tocado por Mozart durante su estancia en Praga.
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